Reseña de Beyond the sun: un juego de civilización espacial
La tierra está a punto de colapsar y las corporaciones luchan por ser las primeras en desarrollar las tecnologías necesarias para comenzar a colonizar y a habitar otros planetas.
– Esta película me suena… ¿Terraforming Mars?
– Pero no tienen nada que ver.
En Beyond the Sun cada jugador toma el papel de una corporación, levemente asimétrica al resto (sólo se diferencian en los recursos con los que empiezan al principio de la partida) y con la que tendrá que hacer a grandes rasgos dos cosas:
- Por un lado, invertir recursos en investigar nuevas tecnologías dentro de las diferentes áreas de interés: economía, ciencia, comercial y militar
- Por otro lado, explorar el espacio con sus naves para intentar controlar sistemas que luego pueda colonizar.
Esto está perfectamente diferenciado en el juego, gracias a los dos tableros. Tenemos uno central con un árbol de tecnologías, que vamos a ir desarrollando entre todos pero de manera interesada e individual y otro tablero más pequeño, en el que pegaremos saltos por el hiperespacio con nuestras naves para luchar por el control de lugares para colonizar.
Por otro lado, tenemos el tablero de jugador. Ahí aparecen todos los recursos de nuestra corporación. En un principio, los recursos están ahí a la espera de que hagamos algo con ellos. Son dados, que no se lanzan, sino que se usan girándolos para mostrar una de sus seis caras. En origen son recursos standard (nada en concreto) y vienen representados por una caja, pero a medida que vayamos produciendo recursos, iremos destinándolos a algo que realmente valga la pena para avanzar en la partida: en población civil que nos ayude a mejorar el árbol de tecnologías (las del tablero grande central) o que podamos convertir luego en naves para explorar el espacio. Y luego están los minerales, que es otro recurso que podemos producir, con el que vamos a tener que pagar muchas de las cosas que queramos hacer.
Tanto la población como los minerales, los podremos conseguir en nuestra fase de producción y nuestra capacidad de producción aumentará a medida que vayamos liberando esos discos, al estilo de juegos como Terra Mistica.
Pues bien, entendidos esos conceptos, la dinámica del juego es de lo más sencilla.
El turno de un jugador consta de tres fases:
– Fase de acción (al principio sólo 4 disponibles).
– Fase de producción, en la que decidimos qué recurso queremos producir.
– Fase de logros, en la que reclamamos los que hayamos conseguido durante el turno. La partida termina cuando, dependiendo del número de jugadores, se ha conseguido alcanzar ciertos logros como descubrir una tecnología de nivel 4 o colonizar un número determinado de sistemas.
Pues bien, comenzamos con sólo cuatro acciones disponibles y en cada turno tendremos que indicar con nuestro peón, cuál de ellas queremos hacer. Es como una colocación de trabajadores, pero con un sólo peón que tienes que mover cada vez que te toca, a cualquier acción disponible que haya en el tablero (pero nunca dejarlo en el mismo sitio).
Podemos investigar tecnologías de nivel 1 o 2, crear naves para pegar saltos en el espacio e intentar ganar el control de sistemas o generar recursos (población y minerales). Pero a medida que vayamos investigando nuevas tecnologías en el árbol, tendremos acceso a nuevas acciones. Ya no serán cuatro, sino que tendremos bastante más dónde elegir, como por ejemplo la de colonizar, imprescindible durante el juego o la de genéticas avanzadas, que te permite cambiar el recurso standard (la caja), por población o la tecnología Hypercomputadora, que permite investigar tecnologías de nivel III para poder continuar avanzando en las ramas del árbol tecnológico… Y es que esa es la parte positiva de investigar: aumentar el abanico de acciones disponible y desarrollar tu corporación.
Además cuando lo hacemos, si somos los primeros, vamos a desencadenar eventos, que normalmente van a ser positivos para nosotros (alguna ventaja tiene que tener ser el primero de la clase) y a veces una bonificación inmediata. Pero la cosa no se queda ahí… cuanto más rápido avancemos por este árbol, más posibilidades tendremos de llegar a investigar alguna tecnología de nivel 4, que son las que dan bastantes puntos al final de la partida y permiten, por ejemplo, reclamar uno de los logros del juego.
El árbol de tecnologías tiene su aquel, porque aquello que vas descubriendo, lo haces teniendo en cuenta todo lo que habías investigado previamente, especializándote cada vez, en una de las áreas disponibles. Pero atentos a esto: las nuevas acciones que se desvelen al investigar una tecnología nueva, sólo estarán disponibles para los que inviertan también recursos en ella investigándola. No es como por ejemplo en agrícola, que una vez se desvela una carta de acción nueva, todo el mundo puede hacer esa acción. Aquí la nueva carta de acción sólo estará disponible para los que la investiguen.
En la foto de arriba, el jugador azul está investigando una tecnología de nivel 2. Lo puede hacer porque previamente ha investigado las dos tecnologías anteriores en el árbol que conectan a ésta y se indica colocando un dado de población de su color en la casilla de la tecnología, junto a la carta. Al ser el primero en investigar la tecnología, desvela el evento que había boca abajo y descubre que se trata de «Industrias del mercado negro». Es una carta que cambia las reglas del juego, permitiendo a los jugadores colocar uno de sus discos ahí, de manera fácil, para conseguir recursos a cambio de perder al final de la partida dos puntos de victoria. Los eventos son sin duda uno de los puntitos de sorpresa y diversión del juego.
Resumiendo: es imprescindible avanzar lo más rápido posible por este árbol y decidir si prefieres intentar ser el primero para llevarte todos los beneficios que te llevas por ello o ir a rebufo de otros y dedicarte a ir a tu ritmo y hacer otras cosas en la partida.
¿Y qué otras cosas puedes hacer? Pues como decíamos al principio: viajar por el espacio exterior con tus navecillas para intentar colonizar sistemas.
Una de las acciones básicas del juego te permite mover tus naves por el espacio. Al principio de la partida, empezamos con una de nivel 1 en el Sol y de lo que se trata es de ir navegando por las lineas que conectan los sistemas para tratar de tomar el control (el que tenga mayor potencia militar será el que lo controle) y una vez controlados, pasar a colonizarlos (con otra acción diferente).
Pero claro, con una nave no hacemos nada, así que tendremos que pensar en aprovechar esa misma acción que nos permite mover, para convertir población, en naves y aumentar así nuestra potencia militar. Eso si, la naves sólo pueden construirse en «astilleros» espaciales, como el Sol y otros lugares marcados como tal, luego te tocará ir pegando saltos de flor en flor planeta en planeta para lograr controlarlos. En esta foto el jugador azul llegó primero a Sirius y colocó su disco de producción en el planeta porque era el único con naves allí. Se convierte automáticamente en el jugador que lo controla. El jugado rosa acaba de llegar con su nave de nivel dos, pero aún su potencia militar no supera a la del azul, así que no es suficiente para arrebatarle el control. Quizá aumentando a 3 el nivel de la nave o pegando un salto con la de nivel uno desde el Sol, podría valer. Luego, para colonizarlo, hay que gastar otra acción diferente y conseguir tener en ese momento tanto los recursos necesarios como la potencia militar mínima requerida, que en este caso, es de 3 (icono de colonización). Un sistema de exploración espacial simple pero efectivo, que te mantiene en tensión durante toda la partida para ver quien se lleva los sistemas que darán algunos bonificaciones y muchos puntos al final de la partida. Es una danza continua de naves por el espacio.
Controlar sistemas te permite colocar discos de producción de tu facción en ellos, destapando de tu tablero personal nuevos iconos que a la hora de producir te harán generar más recursos y colonizar es super importante, porque no sólo te da un montón de puntos de victoria, sino que además despejarás aún más discos de tu tablero personal y te permitirá llegar a cumplir otro de los logros para desencadenar el final de la partida.
Pues a grandes rasgos esas son las principales acciones que podrás hacer durante la partida. Después de elegir tu acción y ejecutarla, produces los recursos que hayas destapado en tu tablero personal (minerales o población) y por último, si has conseguido algún logro, lo reclamas. Y es que no os lo había dicho, pero la partida termina cuando, dependiendo del número de jugadores, se ha conseguido alcanzar ciertos logros, entre los que se encuentra, el de descubrir una tecnología de nivel 4.
No se si habré conseguido transmitir lo bien conectado que está todo en el juego. No hay fisuras y a pesar de tener unas mecánicas abstractas, en el fondo todo tiene un sentido temático: los títulos de las cartas y lo que hacen, el uso de los recursos, que en un principio sólo es «capital» que tiene tu corporación y está en tí en qué materializar ese capital…¿en población? ¿en minerales? La población investiga tecnologías nuevas necesarias para la terraformación de planetas o lo que es lo mismo, te da acceso a nuevas acciones. Pero también puedes convertir a tu gente en grandes pilotos de naves que exploren el espacio en busca de un lugar mejor para vivir… Es una lucha de corporaciones por ser los primeros en conseguir logros que permitan a los terrícolas habitar nuevos sistemas. Sistemas para los cuales, por cierto, se han usado nombres reales de los que se pueden divisar desde la Tierra. Se nota y se siente, que el tema está presente 😀
Y una cosa muy importante: la usabilidad. Me alucina cómo el diseñador del juego y la editorial han conseguido lo que todos llevábamos tanto tiempo reclamando: nada de setup engorroso por culpa de los mil recursos que son necesarios desplegar. Aquí tienes un dado que giras dependiendo del recurso que quieras mostrar y luego tienes los minerales. Fin. Nada, de madera, piedra, oro, telas, ovejas, carromatos y pegotitos varios. La iconografía es además super clara: vistos dos ejemplos, ya te sientes preparado para interpretar el resto de acciones. Y el tablero de tecnologías, aunque visualmente parezca un prototipo, es increíblemente funcional. Para mi, todo esto, ya hacen que el juego valga más que cualquier otro que no repare mínimamente en estos detalles.
Otra característica positiva es lo ágil que es el juego. Los turnos van volados y hay cosas que ayudan a que la partida dure lo que tiene que durar y no haya sitio para el tortugueo, que es que cuando cumples un objetivo, tienes que reclamarlo automáticamente. Por ejemplo en partidas a dos, sólo son necesarios tres logros reclamados para poner fin a la partida y después, sólo habrá que contar puntos para ver quien es el ganador.
Por ponerle una pega, aunque me gusta la idea de tener pocas acciones en un primer momento e ir labrando tu propio camino de especialización con las tecnologías, me hubiera gustado ver que esas tecnologías fueran más decisivas en la partida. Lo son porque te dan puntos y todo suma, pero no siento que haya mucha diferencia entre elegir una u otra a la hora de desarrollar el árbol. Lo que importa es llegar al nivel 4, pero no tanto si por el camino eliges entre desarrollar tecnologías rojas (militares) o económicas (verdes). Este apartado lo salvan los eventos con su efecto sorpresa cuando aparecen, pero un pelín más de valentía a la hora de proponer nuevas acciones en las cartas de tecnología, yo lo hubiera agradecido.
En definitiva me parece un juego atractivo y elegante por la manera de plasmar el tema de un modo diferente y por la sencillez de reglas. Y es que hay muchas maneras de proponer un juego sobre civilizaciones espaciales, pero éste lo hace de una manera no sé si única, pero al menos sí, diferente. Es curioso como al mismo tiempo puede recordar a muchos otros juegos: al Terraforming Mars en la temática, al Agrícola por cómo van apareciendo nuevas acciones, al Terra Mistica por cómo se producen los recursos a base de ir sacando piezas de tu tablero personal, en el apartado estético al Roll for the galaxy… y que al mismo tiempo, sea tan único en su especie mirándolo todo en conjunto.
Por último, si os gusta conocer un poco el proceso de creación de los juegos, os recomiendo leer los apuntes de su diseñador, Dennis K. Cha, en la BGG, porque hay cosas curiosas. Y los amantes de los solitarios, atentos, porque ya están preparando el sistema para poderlo disfrutar de ese modo.
Excelente reseña. Me llama mucho la atención, gracias por la explicación y las fotos, está todo clarísimo.
Es verdad que cuando un juego tiene una iconografía autorxplicativa se agradece mucho.
Lo que menos me gusta es la estética, pero las mecánicas y las comparaciones con juegazos hacen que parezca que ya lo conozco.
Gracias Isabel! Feliz año!
Hola, dos preguntas,
– se sabe si se editará en español?
– y donde lo has comprado?
Muchas gracias por poner el foco en este interesante juego
Hola! Por el momento no se sabe nada. Lo compré en la tienda 4dados 😉 Gracias por pasarte!
Hola, me gustó mucho tu reseña, transmite muy bien lo que es el juego, afortunadamente ya está en español¡, y lo he probado con unas ganas de volverlo a sacar a mesa, se habla en las redes de una expansión, sabrás algo al respecto?, gracias