Shogun se mire: Malas lenguas

Shogún se mire (por @YiyeruBatavio)

Malas lenguas, que nunca faltan, se empeñan en decir no se qué y si se qué acerca de que los eurogamers mucho cuidamos en valorar el tema en detrimento de la mecánica y mejor les guarde Dios pues afirman cosa como tal es y en esto dicen verdad y no mienten, pues es un euro un conjunto de mecánicas mejor o peor combinadas con un tema escogido con mayor o menor acierto y sospecho que rara vez esto se plantea a la inversa…

Mas del mismo modo que materiales abundantes, vistosos y de calidad así como reglas claras y bien explicadas o un diseño gráfico bien cuidado son incentivos y cosas de notar, también lo es el acierto a la hora de meter en la coctelera «tema» y «mecánica» y esto para ninguna cosa se debería echar a mal pues, por citar ejemplo, sostengo que Terra Mystica es un juegazo y a este adjetivo bien contribuye el hecho de que cada raza busque un terreno y su habilidad esté, para gusto mío, bien relacionada con su naturaleza, otro caso es Aventureros al tren, si no estuviésemos creando rutas ferroviarias o en su defecto de Metro o autobús estaríamos ante algo muy muy raro…

Ahora es cuando digo que soy muy fan de Feld y te caes de la silla, baby… Y tú dirás:

– ¿Cómo puedes decir que te importa la implementación del tema y acto seguido decir que eres fan de Stefan Feld?
+ Alaska cantaba «Quiero encontrar un hombre de verdad» y se casó con Mario Vaquerizo…

Y es que, amados lectores, soy contradictorio, como la gente que va al Domino’s pizza y por 7 euros se hartan a comer como cerdacos, pero eso si, piden pepsi light…
Del mismo modo que valoro positivamente que el tema esté bien metido en el juego (aunque en mi caso no es un aspecto decisivo a la hora de comprar) también tengo en cuenta el que hayan elegido, por ejemplo, Kanban me repele sobremanera, mi mente lo asocia con cadena de montaje, polígono industrial, madrugón, luz artificial… y no creo que me cojan lo suficientemente despistado como para jugarlo, algo así me pasó con Kraftwagen de mi estimado Matthias Cramer, me atrajo el hecho de ser una reimplementación del Glen More, pero coches antiguos… ufff, imagino que jugando no me sentiré tan introducido por la ambientación que sienta la necesidad de afiliarme a un sindicato, pero el no poder jugarlo significa que algo valoro esto del tema.

Por ello, como jugón 90% eurogamer, 10% ameritrasher prefiero mover cubos imaginando que estoy en una selva remota como pueda ser jugando al Tikal o yo que se donde porque Keyflower o Ginkgopolis no sabría decir nada, pero oye, son bonitos e ilustraciones y componentes no entran en contradicción, quiero decir que Keyflower sucede en un lugar idílico y no veo un Seat Panda por ningún lado que me chirríe en esta ambientación de tema ausente.

Por ello, los juegos de Feld, en los que siempre se eligen temas perfectamente sustituibles pero agradables suelen ser acogidos con cariño en mi colección, si bien siendo un poco crítico con el mundillo de los juegos alemanes dejo una pregunta y un comentario:

1º ¿Qué pasó en el campo del comercio entre el medievo y el siglo XVII para que se tire tanto de esta ambintación?

2º Que el Rokokó haya pasado un pelín desapercibido por tratar de confeccionar vestidos deja entrever que hay más de uno que comparte este planteamiento y quizá por ello se tire tanto de Egipto, agricultura, construir catedrales, antigua Roma… porque tienen una traba menos a la hora de venderse.

A modo de conclusión tras este sobredimensionado prólogo y aprovechando que aún no os oléis la tostada os informo de que voy a empezar a compaginar mis artículos de opinión a.k.a. mis pajas mentales (Shogún se mire) con entradas en las que hablo de juegos de mesa y más cosas con el tema como hilo conductor (Hive yo de peregrina…)

No temáis, no tengo pensado abanderar ninguna sección de cobro de morosos (Jaipur mi padre que pagas la nevera).