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Comienza la partida el equipo cuyo color aparezca en la carta de código secreto

Imaginaos partícipes del contraespionaje de la CIA Vs KGB. Vuestro objetivo principal es descubrir el código secreto e intentar por todos los medios no meter la pata para que el enemigo no consiga información con los datos que deis a vuestro equipo. Emocionante, divertido y adictivo. Demasiado adictivo.

¿De qué va?

Código secreto es un juego por equipos, donde cada grupo (rojo y azul) tendrá un jefe que será el encargado de ir dando pistas para que el resto de participantes acierten el código secreto antes que el rival.

Para ello, los jefes se van a sentar juntos a un lado de la mesa y se les va a hacer entrega de una carta que representa una cuadrícula de 5×5 casillas rojas, azules, beige y sólo una negra.

A su vez vamos a disponer en la mesa otra cuadrícula de 5×5 pero esta vez de cartas con palabras que serán públicas y visibles para ambos equipos.

Como supondréis, la cuadrícula que ven los jefes de los equipos, donde sólo hay colores, corresponde y cuadra perfectamente con la cuadricula de sólo palabras que hay sobre la mesa.

Así, el objetivo del jefe de la banda de espías será, mirar qué palabras corresponden con su color (rojo o azul) y con una palabra, relacionar tantas de las que hay en la mesa, como le sea posible.

Vamos a poner un ejemplo. Fijaros en la cuadrícula de arriba de colores. Luego poned atención a las casillas azules. Esas son las palabras de la mesa que tendríais que relacionar si fuerais jefe de equipo, para que vuestros compañeros espías acierten.

Ahora decid una palabra y un número, por ejemplo: «Pesca 5″

«Pesca» es la palabra que usa el espía para relacionar otras 5 que hay sobre la mesa que corresponden al color azul de la cuadrícula. Parece fácil, no? Pues apuesto a que si contestais las posibles respuestas, veríamos que casi hay tantas interpretaciones como personas, así que… la misión se vuelve complicada.

Pero es que además la cosa no termina ahí. Cuando el jefe suelta la pista, los integrantes del equipo tienen que consensuar las posibles palabras relacionadas e ir tocando una por una para que el jefe de equipo confirme la repuesta poniendo la tarjeta del color que realmente es la palabra.

Porque si interpretamos mal el mensaje que nos da nuestro jefe y tocamos una palabra que corresponde a una carta beige, nuestro turno termina y le toca al bando contrario. Si por el contrario tocamos una carta roja (del equipo contrario) no sólo termina nuestro turno, sino que además habremos ayudado de manera gratuita al otro equipo, adivinando una de sus palabras. Y lo que es peor, si nuestro equipo toca la carta  que corresponde al color negro, la partida termina de inmediato y ganan nuestros rivales.

Opinión

Voy a empezar dando algunos datos de mis partidas a Código Secreto antes de empezar a hablar de lo que me parece el juego.

He jugado un total de 40 partidas desde el día 24 de Diciembre. En sólo tres semanas se ha convertido en el juego más jugado de mi ludoteca. Lo he jugado con cuatro grupos diferentes: en la cena de Noche Buena con la familia, con amigos jugones como Ivan de Misutmeeple (aquí sus crónicas jugonas), Sandra y Felix, con amigos no jugones en una casa rural en fin de año y con los primos. Cuando lo he sacado a mesa, el mínimo de partidas que hemos jugado ha sido 4 y creedme: la tasa de éxito es del 100%

Con estos datos ya os imaginareis la opinión que tengo sobre el juego, pero voy a contaros un poco los motivos.

Lo primero: cuidado porque no es un juego fácil de dominar en las primeras partidas. Saber explicarlo, jugarlo e introducirlo en el grupo, debe ser una buena herramienta para que el juego termine de calar. Y es que el juego es dado a las trampas en las primeras partidas incluso sin mala intención. Los jefes no pueden gesticular para no dar pistas y creedme, es muy complicado.

Esto sumado al bloqueo que sufren algunos la primera vez que se enfrentan a interpretar el papel de jefes, puede desanimar a más de uno.

Pero las partidas duran unos 10 minutos así que gracias a esa duración, no te costará demasiado trabajo convencer a lo más reacios a continuar jugando para vencer esa primera barrera.

Por ejemplo, con el grupo de «amigos no jugones» vi una evolución brutal: había gente que temía ser jefe. Se quedaban bloqueados mirando al techo sin saber muy bien qué decir. Lo bueno es que si el juego se plantea como un reto, la gente se pica. Así que al final, se encadenan las partidas, una tras otra y un poco sin saber por qué, aquellos que no se atrevían a decir una palabra, le cogen el rollo al juego y empiezan a soltar conexiones como si no hubiera un mañana.

El tema de las interpretaciones es brutal. Cuando juegas muchas partidas con un mismo grupo de amigos y si además, os conocéis bien, terminareis asociando casi las 25 cartas con cualquier palabra que os diga el jefe del equipo… ¿Por qué? Porque casi todo tiene un sentido cuando las personas han compartido mucha vida juntos. Porque cuando digas vacaciones vincularás Londres porque hiciste un viaje con tu grupo de amigos, o puente porque cuando te vas de vacaciones suele ser en los puentes largos «...como el de la Inmaculada…» y capital «…porque Londres, que fue donde viajasteis el año pasado, es una capital«. Pero claro es que también está ópera «…porque fuisteis a ver el musical del fantasma de la ópera…» y estoy segura de que ópera hay que señalarla, pero… quizá es furgoneta «…porque siempre hablas de que te gustaría alquilarte un coche grande y recorrerte Europa con los amigos…» Pero es que os han dicho «vacaciones 2» Sólo dos palabras!!

Y claro, esas justificaciones que utilizas para vincular las palabras te hacen a veces recordar momentos con los amigos y otras te hacen reir porque pueden resultar absurdas…

Y luego está el caso del amigo cultureta que lo sabe todo y que no es capaz de bajar el nivel y  que cuando dices «baño» como capitana de equipo, es capaz de relacionartelo con «Aquiles» porque por lo visto, «…lo bendijeron sumergiéndolo en el agua de un río que lo volvía inmortal, y para que no se ahogara, lo sumergieron cogido por el tobillo. Por esto, esta parte de su cuerpo quedo expuesta y no «protegida» frente a cualquier herida…» ¡¡¡Toma explicación!!! nos quedamos todos ojipláticos.

O luego está ese momento, cuando lo juegas con tu primo pequeño, y te das cuenta de su inocencia siendo capaz de vincular «diario» con «corazón» porque opina que todo lo que escribimos en un diario, sale del corazón.

Lo ideal al final para intentar ganar la partida es que el jefe intente averiguar qué pensaran sus compañeros de equipo cuando suelte la palabra y que a su vez ellos se pongan en la piel del jefe para intentar descifrar qué narices quiere decir: risas, desvarios, creatividad, curiosidad, incredulidad, sorpresa…

Y que no se os olvide que las respuestas hay que consensuarlas con tu grupo. No vale pensar una respuesta, señalarla y listo. Tenéis que hablar en voz alta y justificar por qué pensáis que esa palabra tiene relación con la que acaba de soltar el espía jefe…

En fin, que ser testigo de las asociaciones que hacen las personas dependiendo de su experiencia previa, cultura, condición, edad… son tan infinitas como originales y siempre quieres ver más y más. Al final lo de menos es quien gana o quien pierde es el reto y la curiosidad de ver por donde va a salir el siguiente en decir o apuntar una carta.

Código Secreto para mi es un 10… Bueno o un 9,5 o un sobresaliente… qué más da! Es un juego que siempre me apetecerá jugar.

Lo bueno

• Lo rápidas que son las partidas
• El reto que supone ser jefe
• Las rocambolescas asociaciones que se pueden llegar a crear

Lo menos bueno

• El modo a dos/tres jugadores no se me antoja jugarlo después de los ratos tan buenos que pasas con los amigos. Aunque supongo que será una buena forma de entrenar y pasar un rato distendido con la pareja.

Lo mejor

• Ver a todo el que lo juega disfrutar de las partidas casi más que tu. No tiene precio.