¿De qué va?

Pagoda es un juego para dos jugadores competitivo y al mismo tiempo colaborativo. Pero no es el estilo de juego colaborativo que podéis estar pensando… No, no, aquí la única razón por la que podemos colaborar con el otro jugador es porque nos interese hacerlo para ganar, así que los que preferís un paseo por el desierto a las cuatro de una tarde de agosto antes de jugar a un cooperativo, podéis respirar tranquilos… En pagoda no existe el buen rollo. Porque en Pagoda colaboras en la construcción de las pagodas pero no cooperas para terminarlas sino que optimizas tus turnos para realizar acciones intentando beneficiar lo mínimo posible a tu rival.

El objetivo del juego es ganar puntos gracias a la construcción de los distintos pisos de las pagodas. La mecánica es muy parecida a la de aventureros al tren: a partir de los colores de las cartas que tengamos en juego, tendremos que ir construyendo columnas, techos o azoteas de los edificios. Por cada carta de color que descartemos, podremos construir una pieza del mismo color. Las 4 columnas de la primera planta valen 1 punto cada una, las de la segunda planta dos cada una, las de la tercera 3… Y así sucesivamente. Además cada vez que construyamos un techo, podremos ir desbloqueando acciones especiales que nos van a permitir optimizar nuestro turno. Lo curioso de pagoda es que nuestra mano va a estar compuesta en cada turno de 7 cartas, de las cuales 5 van a estar a la vista, lo que nos va a permitir conocer en todo momento las posibilidades de nuestro contrincante, permitiéndonos elegir nuestras acciones en base a la información que tenemos, no solo de nuestras cartas, sino también de las que tenemos enfrente. En cada turno tienes que construir al menos una columna y máximo tres a menos que las acciones especiales te permitan construir una cuarta. El final del juego se desencadenará cuando se construyan tres de las 6 posibles pagodas.

Opinión

Pagoda es un juego muy entretenido, fácil de sacar a la mesa y que nos deja partidas con un marcador final bastante ajustado. Por esa razón las partidas suelen ser bastante emocionantes. Eso sumado a la posibilidad de ver la mayor parte de las cartas de tu contrincante para preveer qué va a hacer en el próximo turno o como te conviene  jugar a ti tus cartas, da algo de profundidad a un juego que, tanto por su estética como por la simplicidad de sus reglas, parecía no tener.

Cuando construyes puedes, sin querer, estar ayudando a tu contrincante permitiéndole añadir columnas en un piso superior que otorgue mas puntos, así que tienes que buscar un equilibrio en el que ganes puntos sin ayudar demasiado al otro arquitecto a sumar puntos en el track de puntuación.

Los componentes son bonitos, vistosos y además de bastante buena calidad. Es verdad que si buscas algo mas sesudo o complejo pagoda no va a llenar ese hueco, pero si quieres algo de puteo, mezclado con colores vivos, tensión hasta el final, algo de azar mitigable con las cartas a la vista dispuestas en la mesa… Este es tu juego! Teniendo en cuenta todo esto y que se juega en unos 30′ podemos decir que es una opción muy recomendable para parejas jugonas que quieran pasar un rato divertido.